Al llegar este otoño me entraron unas terribles (e inusuales) ganas de limpiar y ordenar. Hay espacios y habitaciones enteras en mi casa que están iguales hace meses u años.
Hay libros que están en el mismo orden en los mismos estantes hace quién sabe cuánto. Pilas de papeles que ya tienen pequeñas arañas residentes. Muebles que hace tanto que no se mueven que ya tienen raíces.
De pronto sentí la necesidad urgente de cambiar todo de lugar.
Una tarde, bien tarde, empecé a mover muebles, despejar estantes, tirar papeles, despolvar cuadros con fotos. Agarré la aspiradora y comencé un rastrillaje minucioso por las piezas. Mientras caía la noche lluviosa yo movía una cama de un lado al otro lado de la habitación y cargaba una biblioteca de un cuarto a otro. Cerca de las once de la noche me ganó el cansancio y dejé de mover cosas. Estaba tan feliz que no podía despegarme de una de las habitaciones renovadas. Apagaba la luz, me iba y al minuto volvía y prendía la luz para admirar otra vez más la “nueva” habitación.
La sensación que me dejó este urgencia de cambiar las cosas en mi casa es que al cambiar las cosas físicas de mi hogar, cambiaría algo dentro mío.
Uno de los objetivos del yoga es lograr una conexión más íntima con los ritmos de la naturaleza. Nuestras sesiones de yoga dependen mucho del momento en que las hacemos. Practicamos un yoga dinámico si es de mañana o hacemos una práctica más suave si está terminando el día. Saludamos al sol durante la jornada o cuando buscamos activación. Honramos la luna durante la noche o cuando queremos cultivar nuestro aspecto femenino. Los ritmos de la Tierra potencian y acompañan los ritmos internos de nuestros cuerpos
Como modo de buscar una sanación más profunda, sincronizamos también nuestra práctica con las estaciones del año.
Como la primavera, el otoño es una estación de limpieza. Este año llegó al hemisferio sur con días y días de lluvia. Tormentas que barrieron con todo. La lluvia dejó atrás un aire limpio y fresco. El viento despojó a los árboles de sus hojas, dejándolos desnudos, tronco y ramas. De forma similar, podemos usar la energía de otoño para hacer una limpieza íntegra de nuestro ser.
Al lado del inodoro en el baño de mi casa suelo colocar uno o dos de mis libros preferidos. De esa manera me aseguro de leerlos, diariamente, aunque sea una línea o un párrafo. Generalmente son libros sobre salud o yoga o nutrición. Uno de mis libro/biblias es Radical Healing, de Rudolph Ballentine. Fue escrito por un doctor en medicina, especialista en psiquiatría, que luego de años de viajes y estudios dedicó gran parte de su vida a integrar la medicina alopática con las medicinas antiguas y naturales. El describe su experiencia con sus pacientes, empleando distintas tradiciones y sistemas de sanación holísticas como el ayurveda, la homeopatía, la medicina herbal, la medicina china, la psicoterapia integrativa, la nutrición sana, el yoga y las limpiezas energéticas, entre otras.
Una de las secciones del libro es sobre la desintoxicación. Ballentine se refiere a los cuatro canales primarios que tenemos para eliminar las toxinas de nuestros cuerpos: los pulmones, el colon, la vejiga y la piel. Cada uno de estos canales es crucial para eliminar algún tipo de deshecho. Dice: “El movimiento de los intestinos es una expresión física de nuestra voluntad para dejar ir los residuos del pasado,” escribe. “La constipación suele revelar una tendencia a agarrarse de lo viejo—relaciones, posesiones, o pensamientos y memorias. A veces limpiar los intestinos puede catalizar un proceso global de soltar—mental, emocional y físico.”
Así como es importante la desintoxicación física para limpiar diferentes estratos del ser, también podemos poner la vista en otro tipos de limpieza. Están las limpiezas a nivel emocional, por ejemplo. Empezar por identificar si hay alguna emoción o emociones reprimidas y darles cauce. Si hay tristeza, llorar. Si hay enojo, gritar o hablar. Si sentimos mucha frustración, hacer algo que destrabe esa frustración. Darle cauce a la emoción que está bloqueándote. Otra forma de limpiar emociones es simplemente hablar con las personas adecuadas, ya sea un terapeuta o un amigo o un familiar.
La limpieza se puede extender también a las relaciones, justamente. Quizás tengas que distanciarte o cortar con alguna relación tóxica. Dejar de hablar con las personas que no te hacen sentir bien. O hablar algo que tenés guardado a hace mucho tiempo. Es un buen momento para reflejar sobre las personas en tu vida y decidir si esas personas son buenas para ti o no.
El otoño es un lindo momento para observarse. En su libro, Ballentine dice: “Tienes que saber que es lo que tienes que limpiar, y también de donde proviene.” Una vez que tienes la respuesta a esas preguntas, puedes hacer una limpieza profunda. (Hete aquí el desafío: muchos de nosotros no queremos ver ciertas cosas que nos están intoxicando la vida.)
¿Cuáles son las cosas que te están intoxicando la vida? ¿Qué es lo que necesitas limpiar?
Abajo incluyo un listado de algunas prácticas de limpieza que podemos probar en esta estación.
Cuerpo
- Practicar yoga.
- Pranayamas de limpieza (nadi sodana, por ejemplo).
- Respiración profunda.
- Caminatas en la naturaleza.
- Mejoras en la dieta (eliminar comidas chatarra, azucares, harinas).
- Practicar ayunos o limpiezas a bases de jugos.
- Tomar mucha agua.
- Limpiezas colónicas (reguladas por un especialista).
- Baños de inmersión o duchas frecuentes.
- Exfoliaciones de piel.
- Masajes, especialmente los linfáticos y descontracturantes.
Mente
- Yoga
- Meditación.
- Pranayamas.
- Escritura.
- Terapia (del estilo que más les guste).
- Cantar o recitar mantras
Espíritu
- Todo lo mencionado arriba +
- Hacer cosas que te brindan placer, alegría o paz.
- Escuchar música.
- Bailar
- Estar con la naturaleza.
Entrevista con Rudolph Ballentine:
http://www.cepvi.com/index.php/medicina/articulos/entrevista-al-doctor-rudolph-ballentine